viernes, 25 de febrero de 2011

Hagan sus apuestas...

"Ésta ha sido siempre tu equivocación: no haber acertado nunca ninguno de mis sentimientos" (Pirandello en Seis Personajes en busca de autor, 1994)

Como un juego de azar, él allá, ella acá, enfrentados.
Empieza la partida,"quien no arriesga no gana", se escucha desde el fondo del salón.

Ella piensa y juega, espera, mira su rostro, trata de interpretar su reacción, que resulta imposible.
Ahora le toca a él: tarda en tirar su carta, ella lo nota más pensante, calculador. Al fin lo hace, pero pareciera guarda su estrategia para más adelante.

Quedan sólo dos jugadas. Ella cree que debería "irse al mazo", pero él la desafía con su mirada.
Ella esta vez lo va a pensar más, o quizás quiera tomar esta vuelta como un juego más...
¿quién ganará?, lo mejor para los dos sería un empate, y que ambos pasen a "las buenas".

El azar entra en juego como un principio de incertidumbre, es lo necesario para que haya partida. Lo mismo sucede en las relaciones, esto es necesario para que exista un "dos", pero a veces se excede de medida.
"sin secretos no hay amor" (Cerati, 2008)

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